La nanomedicina: el futuro que la pandemia ha convertido en presente

Las nuevas vacunas y terapias han impulsado en estos años la nanotecnología en Sanidad

Nanocápsulas para hacer llegar los tratamientos a las zonas más profundas de los tejidos tumorales y nuevas vacunas con ARNm con la información de las proteínas víricas para hacer frente al SARS-CoV-2, el virus causante de la Covid-19. La nanomedicina ha estado durante años en camino, pero los últimos dos, con la pandemia Covid-19 como protagonista, han supuesto un empuje para que las estrategias microscópicas lleguen finalmente a la Sanidad. «La pandemia ha sido un reto tecnológico y asistencial sin precedentes lo que se ha traducido en un número importante de desarrollos realizados por grupos de investigación y empresas para abordar aspectos relacionados con el virus desde la nanotecnología, tanto a nivel de diagnóstico como de terapia», explica el Dr.  Ramón Martínez Máñez, director científico del CIBER-BBN e investigador en la Universidad Politécnica de Valencia a este medio.

La nanomedicina supone una estrategia con la que afrontar nuevas terapias contra el cáncer, el diagnóstico precoz de enfermedades como las cardiovasculares o la búsqueda de nuevos agentes antimicrobianos. Con materiales de alrededor de 100 nanómetros, cien milmillonésimas partes de un metro, primero la nanotecnología, con pequeños compuestos con los que hacer dispositivos cada vez más pequeños y potentes, y ahora la nanomedicina, que es el uso de nanotecnlogía en la Sanidad, están consiguiendo retos hasta entonces inimaginables e insuflando esperanzas para enfermedades hasta ahora sin curas.

Las nanopartículas podrían representar una herramienta teranóstica útil para reparar el cerebro y los órganos inflamados en respuesta a un trauma

Durante años la implantación de la nanomedicina parecía una cosa del futuro, controlar la labor de las proteínas y trabajar con nanopartículas para trasportar los fármacos comenzó a ponerse en marcha en los años 90, y la investigación desde entonces ha ido avanzando en estos puntos. Pero no ha sido hasta las vacunas de la Covid-19 cuando se ha visto con claridad que esta tecnología funciona. Las moléculas de ARN mensajero de las vacunas de Pfizer/BioNTech y Moderna viajan en cápsulas de nanopartículas de lípidos para llegar a las células sin degradarse y creando la respuesta inmune.

Y si funciona en vacunas contra una infección se abre las puertas para nuevas formulaciones para administrar, por ejemplo, dosis más fuertes de antiinflamatorios para amortiguar la inflamación causada por daños cerebrales o ictus, directamente a las células inmunes hiperactivas. Como sugiere un estudio publicado en la revista Advances of Functional Materials, las nanopartículas podrían representar una herramienta teranóstica útil para reparar el cerebro y los órganos inflamados en respuesta a un trauma. Y así con muchísimos otros problemas de salud. «Es muy posible que tras la pandemia de Covid-19, se inicie una etapa de vacunas para otras aplicaciones basadas en nanopartículas, y suponga un punto de inflexión tanto para el desarrollo de nuevas aplicaciones en nanomedicina como para su aprobación por parte de las agencias reguladoras», manifiesta el Dr. Martínez Máñez.

CLAVE PARA LA MEDICINA A LA QUE SE QUIERE LLEGAR

La nanomedicina abarca, de forma generalizada, tres grandes áreas: el nanodiagnóstico, con el uso de nanodispositivos, nanobiosensores, nanobiochips o nanoelectrosodos; la nanoterapia, que incluye la liberación controlada de fármacos; y las aplicaciones particulares en medicina regenerativa, para reparar o regenera tejidos u órganos.

Una terapia basada en nanopartículas se pueden ajustar a las características genómicas y moleculares existentes en cada paciente

En nanodiagnóstico nos encontramos el uso de nanopartículas de contraste en técnicas de imagen médica, diagnóstico molecular basado en nanotecnología, nanobiosensores. «La nanoterapia se presenta como una herramienta con un gran potencial para la personalización de estrategias terapéuticas mediante el diseño de nanopartículas para la liberación controlada de fármacos, y el desarrollo de herramientas para la prevención de enfermedades, como las vacunas basadas en nanopartículas», indica el director científico del CIBER-BBN. También es capaz de realizar el diagnóstico y la terapia de forma simultánea. Se trata de la estrategia conocida como “teranósticas”, consistente en la aplicación de la nanomedicina en técnicas in vitro y con máquinas de diagnóstico para guiar el tratamiento e incluso determinar el perfil molecular del paciente.

El avance de la nanomedicina llega en un momento clave en el que se empieza a implementar la medicina del futuro, es decir, la medicina preventiva y personalizada. Una terapia basada en nanopartículas se pueden ajustar a las características genómicas y moleculares existentes en cada paciente, explican desde diferentes sociedades como CIBER, el Centro de Investigación Biomédica en Red del Instituto de Salud Carlos III (ISCII). Y con el papel otorgado por la pandemia, los expertos, como reflejaron en la XIV Conferencia Anual de las Plataformas Tecnológicas de Investigación Biomédica destacan que nos encontramos en un momento clave para el avance de la nanomedicina y para tener en cuenta para hacer frente a los retos sanitarios.

INVERSIÓN INSUFICIENTE E IMPORTANTES RETOS

Aunque el momento es único para apostar y dar un empuje a la nanomedicina, lo cierto es que no se está aprovechando. Faltan recursos en un campo «especialmente complejo». Según señala el Dr. Martínez Máñez, la inversión es, como en otras áreas científicas, «insuficiente». «Se debe de abordar desde puntos de vista altamente multidisciplinares, es necesaria una contribución mayor en la inversión tanto científica como técnica».

A eso se suma que se trata de una herramienta que se ha desarrollado en una década, por lo que existen importantes retos antes de que tenga mayor impacto en la salud de las personas. «Por ejemplo, debido a su naturaleza compleja, la evaluación de la calidad de las nanoformulaciones plantea desafíos analíticos en comparación con los fármacos tradicionales, mientras, que dada la diversidad y complejidad de los procedimientos de fabricación de nanomedicinas, actualmente es complicado su estandarización que es un requisito básico para abordar fases pre-clínicas y clínicas y su llegada al mercado». Además, en muchos casos la regularización de los productos está más retrasada que el desarrollo de la nanomedicina, por lo que no hay definidos criterios claros de seguridad o calidad. Esto » supone muchas veces una barrera a su aprobación y su aplicación en la práctica clínica».

Pese a ello no se pierde la esperanza. Existen numerosos grupos de investigación que trabajan en nanomedicina y «que tienen un alto nivel». Estas compañías están actualmente inviertiendo en «el  desarrollo de nuevos sistemas basados en nanotecnología para aplicaciones biomédicas que seguramente llegaran al mercado en las próximas décadas», concluye el director científico del CIBER-BBN. Acercando el futuro sanitario al presente.

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